Los trastornos del sueño se incluyen dentro de un numeroso grupo de desórdenes que afectan el desarrollo normal del ciclo sueño-vigilia. Algunos de estos trastornos son bastante serios como para tener serias consecuencias. Una noche aislada sin dormir no tiene ninguna repercusión para nuestra salud.

El problema surge cuando nos sucede durante varias noches de forma continuada. En tal caso, lo natural es que al día siguiente nos sintamos cansados y adormilados y tengamos que realizar un gran esfuerzo para concentrarnos y desempeñar nuestro trabajo con eficacia. De igual forma, no dormir bien nos afecta al estado de ánimo y nos produce mal humor y decaimiento, lo que afecta a nuestro ámbito familiar, laboral y social, produciéndose un deterioro de nuestra vida.

Es frecuente oír a la gente quejarse de dormir poco o no lo suficiente para estar descansados. Las causas de no dormir bien, por lo general se deben al ambiente como un colchón incómodo, excesivo calor o frío, demasiado ruido, preocupaciones, estrés, un cansancio exagerado o a rutinas irregulares con respecto a la hora de irse a dormir.

También hay sustancias que dificultan la conciliación del sueño como pueden ser el alcohol, tabaco, bebidas con cafeína como café, Coca-Cola o té. Evitarlas cuando tenemos problemas para dormir, nos ayudarán a conciliar mejor el sueño. Sin embargo, cuando la falta de sueño persiste el problema suele ser mayor y las causas que lo originan pueden ser más serias.

Entre estas causas destacamos problemas emocionales o alguna enfermedad. Es entonces cuando hablamos de insomnio. En tal caso, es aconsejable consultar con el médico de cabecera para buscar una solución. Definimos el insomnio como la dificultad para iniciar o mantener el sueño y decimos que una persona padece de insomnio cuando: Tiene dificultad para dormirse.

Por la noche se despierta con frecuencia y le cuesta volver a dormirse. Por la mañana se despierta más temprano de lo habitual. Al día siguiente se siente cansado por no haber descansado durante la noche. El insomnio suele tratarse con fármacos, pero el problema fundamental que presentan los fármacos, es la rapidez con que las personas se habitúan a ellos, siendo necesario aumentar la dosis para conseguir el mismo efecto y dando lugar a la adicción.

Por ello, lo aconsejable sería utilizar alguna alternativa natural como suplementos. No obstante, existen una serie de sugerencias que nos ayudarán cuando tengamos insomnio y nos permitirán descansar mejor durante la noche:

 

  • Ser rutinarios a la hora de acostarnos y levantarnos, independientemente de lo cansados que nos encontremos o no.
  • Buscar un ambiente para dormir adecuado sin excesivo calor o frío, sin ruido y con una cama cómoda.
  • Evitar las comidas copiosas, el tabaco y las bebidas alcohólicas o aquellas otras que sean excitantes como café o té.
  • Tras una mala noche, al día siguiente no debemos dar una cabezada o dormir la siesta, es importante mantenernos firmes al horario que nos hemos fijado para acostarnos y no dormir antes. De lo contrario, nos resultará prácticamente imposible habituarnos a un horario de sueño.
  • Una buena lectura por la noche. Leer antes de dormir ayuda a conciliar el sueño. Lleva un libro o revista con temas cortos, triviales, que te permitan ir avanzando paulatinamente, consiguiendo relajar tu cuerpo y alcanzando el buen sueño.
  • Bebe leche tibia. Un secreto familar de siempre. Igual que el pavo, la leche contiene triptofano. Además, los psicólogos han descubierto que, a nivel inconsciente, beber leche tibia tiene efectos “adormilantes” para el cerebro, pues nos recuerda la etapa de la lactancia y la seguridad asociada a ella. La gente lo sigue recomendando porque en verdad sirve.

 

Pérez, A., Hernández, C., & Hernández, S. (2002). Trastornos del sueño. Enfermería Geriátrica. 3ª reimpresión. Madrid: Síntesis, 177-85